viernes, 6 de diciembre de 2019

La primera estrategia, aprender a comunicarse

La primera estrategia, aprender a comunicarse


“Igual que el coach de Michael Jordan ha sacado lo mejor del gran baloncestista, Rafael Echeverría entrena a los ejecutivos para que alcancen su máximo desempeño”.



Con el modelo de ordeno y mando, la gente rinde un 20% de su capacidad. El éxito depende del desarrollo de las competencias de cada persona empezando por una parte: la capacidad de comunicarse.

A veces, dos personas están hablando de cosas distintas sin darse cuenta, porque se interpretan mutuamente en función de lo que a cada uno le importa. Para un directivo, es fundamental saber comunicar, escuchar y transmitir con claridad lo que quiere.

¿Cómo reaccionan cuando les dice que, en vez de estrategia, les va a enseñar a hablar?

Dicen que eso lo aprendieron hace muchos años, pero les ayudamos a descubrir que los demás no entienden lo que ellos quieren y que no logran explicar muchas cosas por su forma de expresarse.

“La forma de hablar impacta en la emoción, y ésta, en el desempeño”

¿Cuáles son las cualidades del buen orador?

Lo que nos importa no es tanto el efecto que producen en los demás al hablar, sino la forma en que se relacionan con ellos.

¿Competencias?.
  1. Aprender a escuchar de forma más efectiva no sólo lo que dice el que está hablando, sino incluso lo que quisiera decir pero no llega a expresar.
  2. La forma de establecer compromisos: una de las dimensiones que producimos es un alto nivel de impecabilidad porque la gente tiene que saber apreciar la importancia de los compromisos mutuos.
  3. Manera de juzgar, evaluar e interpretar lo que acontece: gran parte de nuestros problemas se debe a la falta de rigor de nuestros juicios.
  4. Capacidad para intercambiar juicios: en el arte de la retroalimentación de juicios comprometemos posibilidades inmensas.
  5. Dominio emocional: nada impacta más fuertemente en un grupo que la conversación. La forma de hablar define la emoción del grupo y ésta, lo que puede alcanzar, su desempeño. Esta información incide sobre la actuación y su potencial es enorme. ¿Desaparecen las fronteras entre lo personal y lo profesional?
Lo que hacemos involucra a una dimensión ética de la organización, algo que compromete de forma decisiva el sentido de la vida. Hasta hace poco nos sacrificamos en la empresa para vivir mejor fuera de ella; ahora tenemos que aprender a vivir en la empresa adquiriendo una gran satisfacción. Esto tiene que ver con la cultura organizativa fundada en la confianza mutua: la falta de confianza repercute en el escaso desempeño.

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